Cuaderno de bitacora 415.1, año estelar 2011
En el flujo constante de propuestas que se están produciendo estos días con motivo de las próximas elecciones municipales y autonómicas, desde todos los ámbitos políticos la prensa recogió una del candidato del PP a la alcaldía de Madrid, el Sr. Ruiz Gallardón. La propuesta, que ni siquiera era del ámbito de estas elecciones, venía a decir: Vamos a proponer al futuro gobierno que modifique la ley para que permita a las autoridades locales retirar de la calle a los "sin techo", trasladándolos a dependencias sociales, y todo ello, aduciendo motivos humanitarios.
Lo que podría parecer una idea cargada de buenas intenciones, a poco que se reflexione sobre ella, es cuando menos demagógica, si no perversa. Intentaré explicar mis motivos, basándome en las tres palabras que titulan este mensaje:
Justicia
Podríamos hablar de medida justa si antes de realizar la propuesta, se multiplicaran por 30 el número de plazas en albergues y dotación asistencial, y mejoraran las escasas 1600 plazas que existen en la actualidad. No es gratuito que los mendigos callejeros huyan de estos albergues, y se sientan mejor en la calle, incluso en pleno invierno Se calcula, que en la actualidad el número de "sin techo" en la ciudad de Madrid, podría estar en unos 50.000. En cualquier caso, aún aumentando la infraestructura, nunca deberían ser obligados a la fuerza a dejar la calle; el esfuerzo, y es de justicia, debería ir enfocado a trabajar de manera coordinada los distintos organismos sociales para recuperar e integrar de nuevo a la sociedad a esta población, que en algún momento fue expulsada de unas condiciones de vida dignas.
Caridad
Es lo que pretende trasladarnos el Sr. Ruiz Gallardón como motivo que anima a la corporación para modificar la ley. Se aduce caridad cristiana en el argumentario de la derecha, pero la caridad cristiana siempre es un acto individual que tiene como fin aliviar temporalmente el sufrimiento de otros. Es un sentimiento noble, que debería formar parte de nuestros valores básicos, pero que por sí mismo, no modifica la injusticia que pretende aliviar. Por mucha caridad que aportemos individualmente, si esa caridad masiva no transforma las causas que motivaron el sufrimiento que combate, no resuelve el problema, o al menos, no definitivamente, sino temporalmente. Pero es que no sólo existe el que ofrece caridad, también existe el que la recibe, y pasamos a la tercera palabra...
Molestia
Si esa caridad se impone, y es de obligada aceptación, deja de ser caridad y se trasnforma en indignidad, vulneración de derechos, y humillación que agrava el mal que persigue eliminar. Así que si no existe justicia, si no existe caridad, queda lo que yo creo que es el fin último de esta propuesta. Los mendigos ensucian la cara de la ciudad, molestan a los ciudadanos de primera, a turistas, y afean el paisaje.
El problema de esa propuesta no es lo errado del tiro, o lo poco elaborada que pueda estar o lo demagógica que termina siendo, sino que encierra una manera de hacer, pensar y definir políticas sociales. La derecha habla de conquistas sociales como concesiones de los que tienen hacia los que les falta; la izquierda, en mayor o menor medida aborda el tema, no como concesión si no como justicia distributiva. El ser humano, si quiere avanzar, sólo puede hacerlo profundizando sus valores sociales, integrando a los que son distintos y no segregando a los que se salen del patrón-estandar.
No todos los políticos son iguales, no todas las políticas persiguen los mismos fines.
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